viernes, 26 de octubre de 2012

¿Cómo?

¿Cómo sobrevives cuando eres menos tu y mas todo?
Encerrado entre violines, voces roncas y pianos
¿Cómo explicas lejanías y crudezas sucias al pintarlas?
No lo haces, las omites, escondes y vacías en cigarros.

No es fácil. Nadie te dijo que lo fuera, ni que lo intentaras.
¿Pero y si soy eso?¿Y si somos eso? ¿Dónde está mi lugar?
En todos lados y en ninguno al mismo tiempo... es obvio,
imposible, arrogante, cruel y pernicioso con tu bienestar.

¿Cómo decir que os quiero a todos y a ninguno en particular?
No puedo.... no es justo aunque cierto, suena a mentira verde.
Y es más.... ¿como deciros que siento ser un poco vosotros?
¡Cielos! Perdería la noción de mis palabras, de mis verdades.

Varias veces amé tanto a uno que no hubo sitio para más.
Lo hago todos los días, hinco la rodilla y bajo el sombrero:
"¿Qué deseáis? ¿Qué necesitáis? ¿En qué os puedo ayudar?"
y por ese momento soy vuestro,  absolutamente vuestro.

Soy todo y nada para todos y para nadie, eso me lo gané.
¿Como esculpir estatuas a las personas con solo arena?
No lo hago, solo lo intento y os dejo la experiencia,
creyendo que con eso solo os basta, que me sentís cerca.

Y hacia mi.... ¿es esto lo que mejor he aprendido a hacer?
De verdad que no lo se,  no se si es más o menos quizás.
Harto de ser una potencia...Dejadme humilde y encerrado,
a lo mejor  así me vuelvo alguien, alguien de verdad.

martes, 23 de octubre de 2012

No me permito

Con la pluma esquiva...
No me permito escribir otra historia perdida
en las salas y pasillos de mi memoria.
Jamás me permitiré darme la vuelta e irme
otra vez al país gris de mi rutina.

Por que ya me he permitido demasiadas, 
le debo al hombre muchas posibilidades,
monedas, salud y un espejo donde mirar,
y...¡Verte!, donde huír de mis salvedades.

Y canto que me niego los permisos
¡aquellos que me han mentenido vivo!
No me permito sufrir de nuevo, NO....
no me permito, salvo que lo admito.

Admito lágrimas de esperanza, como estas.
no me importan los soles de espera, ni las lunas.
Pero a veces dos cañones se me disparan:
las impaciencia del sueño, la ciencia de la locura...

No me permito perder un segundo más batallando
con sueños, fantasmas, cañones y nuevas vidas.
Solo lo admito, admito que ese es ahora el lenguaje
que sueño con palabras, que hablo con heridas.

Por que ya me he permitido escribir este poema
y la sangre fría me ha llevado a lugares preciosos
Por que sentía que merecía estas palabras ser escritas
y si realmente existe... lo incierto será entonces hermoso.

viernes, 19 de octubre de 2012

Devenir

Las luces se han ido apagando alrededor de un camino de velas,
y el querer con el tener cuajan en el mismo vértice de la conclusión.
A lo lejos ves a tu gente caminando entre oscuros parajes desiertos
aunque sabes que su camino de velas les guía por alguna decisión.

Una brisa fresca atenaza las mejillas descubiertas: sienta bien, mejor..
es la dulce melodía del bienestar, que sopla en un solo sentido.
La soledad, dulce como la brisa, y aunque sigua siendo soledad,
despreciada y maltratada antaño, ahora es fresca como el rocío.

Ves alguna gente perderse en los lindes de las velas del camino.
otra seguir decidida sin mirar atrás, otra llorando por la dirección,
pocos miran a los lados y menos son los que frenan y saludan.
No es culpa suya, este mundo frenético no suele dejar opción.

Alguno dice: "Os echaré de menos" Así se suele uno despedir-
No es verdad en el continuo, si en el alterno. Ahí es donde se vive.
Porque el mundo esta loco, y así es como lo hemos construído.
Donde la alternancia  es la ley y solo el tiempo es lo que redime.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Iggysh


Iggysh, era el más verde duende de los bosques de Fraderial, y el más alto gigante de las Colinas Rosas, y la más preciosa sirena de los Mares Locos... Iggysh era todas esas cosas y alguna más. Pero lo que Iggysh nunca había sido es alguien perezoso…
Nació un buen día en los Acantilados de Ida y Vuelta, nació de dentro de una orquídea blanca que crecía entre las rocas; así que lo primero que hizo Iggysh al nacer fue aprender a volar…
La experiencia de volar le pareció magnífica… y se dedicó en cuerpo y alma a conocer el mundo en el que había nacido.Fue entonces  cuando descubrió que sabía todos los nombres de lo que veía: Iggysh vio las Tierras Acuosas, los Mares Terráqueos y el País Ambulante, vio también el oriente y sus dos Imperios, SI y NO, vio el Continente de Broma y la Unión de Naciones y Nociones…
¡Vio tantas cosas que deseo tener menos ojos y más memoria porqué temía olvidarse de todo aquello!
Un día Iggysh se dijo así mismo que como ya había visto el mundo entero ya solo tenía que vivir en él… “¡Que tarea más compleja!” Le pareció.
Así que comenzó a buscar: las llanuras le parecían hermosas pero estaba un poco cansado de ellas, las alturas le darían la libertad de la visión total pero también estaba cansado de ver tanto, sin embargo las profundidades eran oscuras, frías y no las conocía. Por tanto él pensaba encontrar en ellas la ansiada esclavitud y la oscuridad total: el deseaba ser preso y ciego por que la libertad le abrumaba y la vista le cansaba.
Partió pues a las Montañas Inversas, donde la cima era más ancha que la base, y buscó en ellas una cueva.
En ella encontró un recoveco lo suficientemente pequeño para estar cómodo pero aprisionado, y lo suficientemente oscuro para no ver nada ¡Que feliz era! Con sus sentidos aletargados en la oscuridad total y aprisionado en cuatro paredes Iggysh se sintió tranquilo.”Aquí no hay nada que percibir”-se decía- “Aquí mis ojos descansan y mi memoria no se siente abrumada”.
Y allí se quedó mucho tiempo hasta que un día oyó una voz. “Iggysh... Iggysh... ¡despierta! Al principio Iggysh no sabía que era lo que pasaba ni de donde venía ese sonido. “Iggysh, es hora de salir Iggysh” le decía esa voz tan cercana.
Miró a todos lados y evidentemente, no vio nada. A pesar de eso tocó todo el recoveco y descubrió que era imposible que allí hubiese alguien más.
“Iggysh soy yo, ¿no me reconoces?” Iggysh se asustó. Había notado que su boca se movía cada vez que oía esa voz, que su garganta vibraba y que su lengua jugaba dentro de su paladar. “Iggysh, ¿es que no me oyes? es hora de salir”
Poco a poco Iggysh intentó articular alguna palabra entre sus labios y, lleno de miedo preguntó “¿Quien eres?¿Porqué tengo que salir?”
Desde ese momento Iggysh no volvió a oír esa voz pero las preguntas que había hecho resonaron en su cabeza plantando la semilla de la duda y el interrogante.
Fue así como Iggysh se sintió impulsado a salir de su recoveco para contestar esas preguntas. Fue justo después de aprender a hablar, porque la segunda cosa que aprendió Iggysh al nacer fue  hablar.
Aquel fue un descubrimiento maravilloso, Iggysh había aprendido a comunicarse.... “¿Pero con quien voy a hablar?” Iggysh, se preguntó eso de inmediato y dedució que debía hablar consigo mismo. Así se pasó Iggysh otra época, no muy larga pero si intensa donde se contó a si mismo todo lo que había visto, hablaba de los retuercanos que pacían en los valles, de las altas copas de los Árboles de Zinc y de los colores de las Ciénagas Grises.
Un día Iggysh pensó que no tenía sentido hablar consigo mismo, “Ya conozco todo lo que me cuento, es estúpido”. A Iggysh solo no le gustaba una cosa y esa era perder el tiempo. No sabía que hacer. Iggysh estuvo muy triste por esa época. Solo podía pensar en que no tenía nadie con quien hablar e incluso llegó a pensar que nadie más que él sabía hablar ya que nunca se lo había visto hacer a nadie. Pero fue entonces cuando Iggysh se acordó de la orquídea donde había nacido, y recordó que había muchas orquídeas blancas que miraban al sol y entonces, lleno de emoción, pensó que debía haber otros como él que naciesen en los Acantilados de Ida y Vuelta.
¡Que feliz se puso Iggysh! Seguro que había otros como él y él les podía contar todo lo que había visto y vivido, y así hablar con alguien.
Y como su nombre ya indicaba, Iggysh que partió de los acantilados volvió a ellos para buscar un compañero con él que hablar. Salió y voló, voló rápido lleno de emoción y por fin los encontró, altivos frente al mar, donde habían estado siempre no como el País Ambulante que siempre cambiaba de sitio.
Iggysh estuvo mucho tiempo esperando a que naciese alguien, sobrevolando las orquídeas blancas una y otra vez mirando de una a otra todo el rato. Iggysh llegó a pensar que realmente nunca nacería nadie de esas flores.
Entonces, de una pequeñita orquídea que casi había pasado desapercibida para Iggysh, vio un movimiento y lleno de emoción se acercó a una roca cercana donde vio nacer de los estilos de la orquídea a un pequeño amigo...
Se miraron y sonrieron los dos: “Hola! Soy Iggysh” pero el pequeño no contestó. Iggysh pensó que hablar no había sido lo primero que había aprendido al nacer y se rió de si mismo por no haberse dado cuenta antes de lo estúpido que estaba siendo. Tambien se dio cuenta de que aunque el al nacer sabía su nombre, como también el nombre de todas las cosas. no podría habérselo dicho a nadie por tanto bautizó al recién nacido como Pequeño.
Fue entonces cuando Iggysh habló movido por una novedosa fuerza en él: “Pequeño, ahora que has nacido debes aprender a volar, debes salir de esa orquídea y surcar los cielos para conocerlo todo. Yo iré contigo y te contaré que es lo que vi yo y juntos aprenderemos todo lo que hay que saber y juntos vendremos a buscar a más como nosotros cuando estos nazcan, y cuando sepas hablar ¡ya me dirás tu nombre!"
A los pocos días Pequeño sabía volar y juntos emprendieron el viaje para que Pequeño pudiese ver con sus ojos que son cada uno de esos nombres que tenía en la cabeza.
Y así Iggysh aprendió la tercera cosa en su vida, aprendió a compartir, y con ello a vivir en un mundo no solo a recordarlo, verlo y definirlo.

El Pintor llevaba apoltronado en el sofá varias horas, miraba un lienzo blanco fijamente sin pestañear. No había forma de pintar y tampoco tenía la cabeza para hacerlo. El estudio estaba lleno de humo, el cenicero rebosaba a colillas de algo más que cigarros. El Pintor lamentó no saber escribir, pero ese no era su don. Tampoco le molestaba mucho sabía a quien contarle lo que se le había ocurrido, ella sabría hacer algo con esa idea...


sábado, 25 de agosto de 2012

Inducción


Lenguajes no hablados, jamás escritos,
caricias perdidas, sueños livianos:
que flotan en el aceite de la ciencia,
¡que escupen seguros su epidemia!

Ciertos días me contagio,
otros me medico y los menos
descubro su sentido y aprendo.

De la muestra el día es dato
y sesgado es nuestro conocimiento.
Sin embargo intuitivamente estimo
y la conclusión presente es mandamiento.

Ciertas épocas no estimo,
otras trabajo como estadístico
y otras… quizás duermo.

Pero lo importante no son los días,
¡ni tampoco lo serán las épocas!
Unos hacen otras, otras hacen vida
y esta, debe ser, siempre nuestra meta.

Ciertas vidas no lo han sido,
otras fueron aprendiendo
y otras, las menos, no han podido.

La importancia de la vida
es que se hace de épocas
y estas de días; y en el sueño..
nosotros cercamos nuestra meta.

viernes, 10 de agosto de 2012

El ateo que cree en Dios

La explicación del título, es el cuerpo del artículo. Empezaré diciendo que no soy el único que se ha referido a si mismo en tercera persona. Julio César ya lo había probado antes. Asi que El... soy yo. Empezaré por el principio:  
El ateo
El ateo es aquel, que creyendo en algo por encima del hombre, no se identifica con ninguna de las visiones que la religión nos da sobre dios o los dioses como explicación a ese fenómeno inexplicable y lejos de nuestro entendimient conocido como el Porqué. Para mi, un ateo es una persona con fe en la existencia de esa explicación y crítico con aquellos que, para darla, vanalizan y devuelven la pregunta a un plano comprensible para el hombre: los religiosos.
Y, ¿que es creer en Dios/es?
Aunque esta pregunta no la puedo contestar, por mi no creencia en ninguna religión, si puedo reflexionar algo sobre ella e intentar hacer ver ese enunciado de otra forma a la que estamos acostumbrados. Así que volvemos a desengranarnos en palabras: creer y Dios. Creer es encontrarse en un estado mental donde las pruebas no son necesarias para alcanzar la afirmación, creer es tener fe, es esperar algo. Podemos tener fe en nosotros mismos, esperar comprensión sin saber realmente porqué y podemos afirmar categórica y dogmáticamente. Todo esto se puede definir como creer. Y Dios es un concepto extenso y perfecto. Es un ente todopoderoso, omnipresente y omnisciente; y si se le quiere añadir alguna característica dada por la religión entonces debería ser justo. Este concepto es la mayor muestra de abstracción del ser humano y llegamos a ella en nuestros primeros milenios de existencia como especie: es nuestra mayor idea.
 No es una idea ni buena ni mala solo es enorme y poderosa.
 Tras varios siglos vemos que algo tan grande y poderoso como el concepto de Dios ha cambiado sustancialmente el devenir del ser humano. La repercusión de lograr aunar la respuesta al Porqué en un concepto por parte de la mente humana no ha sido buena ni mala ha sido imperfecta. Por que se ha manipulado, vilependiado, insultado, utilizado, impuesto, fanatizado y luchado por ese concepto pero ha dado esperanza, ha sido un calmante universal del dolor, ha creado una moral afianzada incluso en aquellos que rehusamos de la religión e incluso ha sido elemento unificador. Pero todo ello lo hemos hecho nosotros abanderados por el concepto de Dios y la visión impuesta de unos a otros sobre él. No nos equivoquemos: Dios no es el problema, lo es el hombre que ha humanizado el concepto y lo ha usado como pretexto de sus intereses y como respuesta de sus preguntas.
 Sin embargo el concepto de Dios es importante: es la meta del hombre. Es la meta porqué es el límite de la abstracción del cerebro humano; ya que más allá de ese poderoso, omnipresente y omnisciente ente no podemos concebir nada. El avance de la humanidad me hace entrever que en algún momento tendremos la capacidad de dar forma a ese concepto o de descubrirlo tras algún lugar e incluso puede que lleguemos a darle conciencia propia. Cada disciplina lo apoyará de una forma, las ciencias lo cultivarán y las artes le darán belleza...  

¿Por qué creo esto? Hay cosas vanales que, sin ninguna lógica, me dan fe en esta idea: Los científicos buscan una fuerza unificadora de las 4 grandes fuerzas que rigen el universo, el enorme parecido de una red neuronal con la superestructura más grande conocida por el hombre: los cúmulos de galaxias, el mismísimo concepto de red que nos lleva a probar la omnipresencia e incluso la omnisciencia, las matemáticas escondidas en la belleza de un cuadro o de una canción, las constantes universales, el número pi, las personas afectadas por el "síndrome de Savant" (autistas con capacidades increíbles en algunos campos) etc... Soy un ateo porque no creo en ningún Dios explicado pero creo en un Dios que lo explica todo. Creo que el hombre llegará a él algún día explorando el Universo que le rodea y las partículas que lo forman y creo que, curiosamente ese concepto será justo porque la justicia se basa en el equilibrio.
Y el equilibrio es un principio que rige el Universo