Cielos manchados de café,
soliloquios contra una pared,
disputas con la pluma esquiva...
aliñan ciertos momentos de melancolía.
Pero no siempre el cuervo trae muerte
a su vez que las letras traen poesías...
A veces solo el mar trae tempestad
y la calma del mismo es tormenta.
No siempre la inspiración es oscura,
si no que del más sutil silencio
se puede hablar del tenue mediodía,
de una gris mañana de la vida de un necio
Cielos manchados de café,
soliloquios contra una pared,
disputas con la pluma esquiva...
aliñan ciertos momentos de melancolía.
La impaciencia por el incumplimiento,
de unos sueños buenos o perversos,
lleva escrita en su cartel de bienvenida
la palabra fracaso con tinta y descaro.
Pero no se conoce otro medio humano
que este tan odiado y despreciado fracaso
para sacar al sol un motivo, un camino
que seguir hacia un renovado sueño.
Cielos machados de café,
soliloquios contra una pared,
disputas con la pluma esquiva...
aliñan ciertos momentos de melancolía.
Adios buenas aves, vuestro es el cielo...
mío es mi tiempo, mío es este momento
que desafío, de la poesía, una obiedad:
No siempre ella nace en un oscuro final.
Adiós hombres del ayer, vuestro es el pasado...
mío es mi tiempo, mío es este momento;
que miro al cielo manchado y grito:
¡Correré hacia ti! ¡te alcanzaré humilde sueño...!
Cafés con nubes de leche y cielo,
coloquios en una terraza del mar,
de una mirada, mi alma es esquiva;
Ella aliña ciertos momentos de mi vida.
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