Nuevo pero viejo, diferente pero manteniendo la costumbre, realista y de ficción emocional pero sin imponer la razón
sábado, 29 de noviembre de 2008
Càpitulo III: Buenos días Santiago
Bueno la verdad es que no es eso de lo que quería hablar hoy. Lo que realmente ocurre es que me siento frustrado con mi sueño.
Hace varios días comencé un poema sobre un sueño, mi sueño. ¿ Y sabes cual es el problema? Que si teóricamente el sueño de uno es algo que te llena de sensaciones, que te bombardea cada trozo de tu piel provocando que se ruborize cuando piensas en él, que al imaginartelo en tu mente te ocupas de que cada detalle sea perfecto: el color del coche, la forma del sombrero, ¿un cigarro en la boca o una pajita?, la canción etc…
¿Por qué coño cuando quiero escribir sobre él nada de eso me inspira?
Trip-ee
Asi es como suena el motor frio de un cadillac rojo
Cada rueda lleva el ritmo de la misma canción
El sol calienta el cuero veis de los asientos
Y proyecta la sombra de nuestro conductor
En la boca lleva el ritmo de la misma canción
Cada rayo calienta el motor frío de un cadillac
A la vez que, en la guantera la enciende
Mientras suena desde la radio sweet home.
Asi es como saca y se enciende un cigarro
Y proyecta su humo sobre el cuero veis
Del sol contaría cada uno de sus rayos
A la vez que fuma y su sueño cumple
En la boca lleva del cigarro su pasado
En doce días he escrito esto, y lo odio. No necesito que nadie me diga que es repetitivo que no tiene fondo, que solo transcribo una descripción del momento y que quizás lo único original sea el título.
En fin, gracias por escucharme letras y pantalla.
viernes, 28 de noviembre de 2008
Capitulo II: Concilio
Olvida ya la historia de tu vida,
convierte el recuerdo en desecho,
destroza tus pensamientos,
convierte el corazón en hielo,
desmonta tus cimientos.
Ira, adiós a todo aquello quiero…
Es hora de pasar página.
Llevas diciéndote esto mucho tiempo.
Pero ahora es de verdad,
es mi último aliento…
si no es ahora, entonces, pierdo.
Clara es mi intención,
mi objetivo se define fácilmente.
¿Entonces por que no luchar?
Ahora si lo intento, ahora no pierdo.
Llevas demasiado tiempo creyendo
en mil historias por las que amar.
Lo que hubo se acabó te digo.
Pero… ¡Esta vez no hay pero!
¿Seguro estas de este enunciado?
Solo ella puede cambiar mi pensamiento;
Asi te digo mi inconsciencia,
qué por lo menos ahora intento.
No quiero esperanza dañina,
sólo quiero olvidar este lamento.
En ti esta la fuerza lo sabes…
A eso llego, pero débil me encuentro,
mucha he gastado de ella
y lo único que quiero es no caer.
¿Otra vez?… si otra vez.
No me gusta cerrar puertas a nada
le he dicho que tiene tiempo
No la he mentido… ¿esperanza?
¡No por Dios! Condicional.
Si ella vuelve, tendrá brazos abiertos
pero esperanza, esperanza no hay.
¿He de creerte entonces?
Por favor, lo necesito.
solo tú me traerás la lógica
con fuerza suficiente
para que no haga más el idiota.
Te haré caso esta vez,
lucharé junto a ti en la batalla.
Espero que podamos vencer
a esta fuerza que te apaga.
Quiero que sepas que dependo de ti
tanto como tu de mi,
lunes, 10 de noviembre de 2008
Capitulo I: Fe y conciencia de especie
No recuerdo quien lo dijo, pero si recuerdo donde lo escuche. Fue hace unos años en un habitáculo residencial entre espirales de humo verde y columnas de humo negro que salían de nuestras cabezas al discutir sobre... bueno al discutir sobre todo y sobre nada.
En aquel momento conversábamos sobre si tenemos que agradecer la época en la que vivimos o no tenemos que hacerlo por que las ha habido mejores; y posteriormente incluimos el factor futuro al debate, preguntandonos si no sería mejor la vida en un futuro.
Me encontraba en esos momentos más inmerso en el humo verde de las espirales que en producir humo con mi cabeza pero atendía a la conversación dejando que cada palabra entrase en mi mente y descansase una milésima de segundo en ella hasta salir finalmente dejando un rastro de significados. Llevaba tiempo sin participar en la conversación.
Una ronda despues alguien intento, sin lograr la victoria, cambiar de tema de una manera un tanto brusca: "¿Nunca habeis pensado en Dios y todo eso? Los misterios de la vida o el infinito..." Tema recurrente en coloquios filosóficos como aquel, así que se obvio el malogrado comentario y se siguió con la tónica de la conversación. Sin embargo esa frase me despertó de mi sopor.
Era como si se hubiese abierto una trampilla que llevaba siglos cerrada o como si se hubiese activado el mecanismo que abría un pasadizo secreto a una biblioteca prohibida; pero la cosa es que mi cabeza empezó a funcionar como un tren. El chasquido de la chimenea dio el pistoletazo de salida y el movimiento de las piezas de metal forjado que unían las ruedas de la locomotora (siento no recordar su nombre) comenzaba a hacer ruido y a hilvanar el movimiento de una con la otra. Eso era lo que me pasaba: el ruido representa lo que yo empecé a explicar, al fin y al cabo el habla no es más que ruido con miles de años de perfeccionamiento, y cada palabra que decía daba sentido a la siguiente, como cada rueda que se movía movía tambien a la siguiente.
"Pongamos de referencia que tal y como es el ser humano este necesita algo que le explique lo inexplicable, que le anime a seguir adelante y que le prometa que todo lo que hace en su vida no va a caer en saco roto (empecé como si fuese a explicar una teoría científica). Esa "inquietud" ha sido subsanada por el ser humano durante miles de años por la fe, la creencia en el más allá en sus múltiples formas. Lo que nos ha tocado vivir amigos míos (en este momento me comporté como un profeta, lo reconozco) es una fase intermedia entre la fe y la conciencia de especie. No estamos preparados para adoptar un comportamiento como colectivo, como especie, pero tampoco podemos creer, tan fervosamente, en el más allá. Las religiones estan condenadas a muerte y mientras perdemos lo único que tenemos para aliviar la "inquietud" nos queda mucho, muchísimo para llegar a creer que cada una de nuestras vidas es un eslabón de la gran cadena de la humanidad que quiere avanzar y llegar a responderse ella misma los grandes interrogantes de la existencia. Y que si usamos nuestra vida en ese objetivo entonces no nos daría miedo morir."
Hice una pausa, me miraban estupefactos, y yo a ellos tambien como sorprendido de mis propias palabras; terminé de la siguiente manera: "Nos a tocado vivir el punto de nuestra historia donde más perdidos estamos, no tenemos fe y nos queda mucho para llegar a obtener la conciencia de especie y lo peor es que en el camino podemos destruirnos"