Hace poco que leí en Menéame una noticia que me dejó bastante escandalizado: El PSOE registra la menor intención de voto de toda su historia con aproximadamente 25 puntos porcentuales (18 menos que el PP).
Creo que casi todo el mundo espera que el PP gane las siguientes elecciones, aunque no esperaba esa diferencia entre los dos partidos y eso es lo que me ha dejado tan mal sabor de boca.
No me puedo imaginar que puede ocurrir si el PP obtiene una mayoría absoluta en las dos cortes de este país: sin duda las libertades sociales serían recortadas, volverían a robarnos a la cara (el PSOE también lo hace aunque por lo menos no tildan de tonta a la sociedad actual), y la privatización de los servicios básicos.
Mal estamos en este país si las dos únicas opciones de gobierno central son un partido venido a menos, machacado por una crisis económica global, que ha demostrado una ineptitud total en el tratamiento de esta y otros muchos asuntos que preocupan a los españoles además de deteriorar enormemente la imagen exterior de este país o el PP: un partido afín al neoliberalismo brutal que nos ha llevado a esta sociedad de especulación total donde los Lazarillos pagan los platos rotos de los sultanes de corbata y traje. Un partido heredero político de Alianza Popular con marcado acento retrógrado, y con quizás una de las plantillas más corruptas de toda Europa, exceptuando a Italia, además de estar dirigida por un hombre que, lo siento por él, tiene menos liderazgo que una hormiga obrera.
Es cierto que hubo grandes logros con el PSOE en el gobierno; por citar alguno las leyes para el aborto (aunque discrepe en algún detalle) y del matrimonio homosexual fueron avances importantes hacia una sociedad moderna y dinámica. En este párrafo tambien podría mencionar la política de incentivación de energías renovables que siempre me ha parecido el punto a tratar para crear un estado moderno.
Por desgracia el español corriente no come del aire que impulsan los molinos que cubren el paisaje español, ni tampoco de que el vecino del segundo se case con el panadero. Así pues por desgracia no veo solución a corto plazo para que no se inicie otra etapa seudo-aznariana en este país después de las próximas elecciones.
No se lo que hará la mayoría de los españoles pero dudo mucho que mi voto, si este existe, tenga otro color que el blanco en estas elecciones, y si coge algún color no será el rojo socialista ni el azul de la gaviota.
Por tanto, y a pesar de mi ignorancia, voy a dejarme llevar un poco por la imaginación y voy a crear un partido a mi medida, esa tercera fuerza política que desearía que existiese para un par de legislaciones y después desaparecer del panorama político español, un partido que cumpliese el mismo papel que cumplió UCD en los primeros años de la democracria. Un partido para una segunda transición.
No sería capaz de definir este partido, como un partido de derechas ni de izquierdas ya que en ciertos temas, sobretodo económicos, me siento más cercano a la liberalización, por ejemplo de los mercados de trabajo (el mismísimo Keynes, creador del estado de bienestar, demostró la funcionalidad para el crecimiento y la mejora del nivel de vida a largo plazo de una sociedad con un mercado de trabajo más liberal), por otro lado creo necesario un incremento todavía mayor de la recaudación de impuestos y del gasto social en la forma en la que se hace en los países escandinavos (a los escépticos de esto les digo que por ejemplo el transporte público es prácticamente gratuito y el gasto de educación que una familia tiene que afrontar desde la guardería hasta el fin de la universidad por hijo es de menos de 8000 euros).
Por otro lado este partido tendría un marcado acento republicano y buscaría el cambio del modelo de estado en una segunda transición. Este cambio se basaría en lo siguiente:
La eliminación del Estado de las Autonomías y la proclamación de un estado federal similar al americano (quizás sea lo único que envidio de verdad de los estadounidenses), la derogación de la Ley de Ohm como sistema electoral, y evidentemente la instauración de una república parlamentaria con dos cámaras de representantes.
Quizás estos serían los cambios más difíciles a tratar, y todos ellos estarían destinados a apaciguar las tendencias político-sociales del momento:
Los distintos estados federales obtendrían mayor poder legislativo y ejecutivo, aunque el judicial se mantendría centralizado, de esta manera la autonomía de cada estado federal sería real, pero el parlamento estaría ocupado por partidos centrales evitando así chantajes nacionalistas en la aprobación de cosas tan importantes como los presupuestos del estado.
Por último la república sería el medio por el cual se desarrollaría este modelo federal y daría una imagen exterior moderna y dinámica del estado español.
Digamos que esta sería la esencia que debería regir este partido que una vez en el gobierno debería seguir en su afán renovador y reformador en diferentes aspectos en los que cojea el estado español:
La educación por ejemplo necesita una gran reforma que se basaría en: añadir nuevas tecnologías, enseñanzas más prácticas, apoyo total en las labores de investigación de las universidades, complementar las becas con créditos a tipo cero, mayor seguimiento de la vocación del alumnado para evitar el fracaso escolar y universitario (que no es lo mismo que imponer ramas de estudios a chicos de catorce años como hacen en Alemania), y darle la importancia que se merecen a los idiomas propios de cada lugar así como al inglés.
El resto de las medidas educacionales se basarían en la legislación de cada estado federal siempre siguiendo un código ético basado en unos pilares básicos para todos.
Las regiones bilingües agradecerían tal libertad de acción y estarían interesados en mantenerla, es decir en cumplir el código.
Incluso propondría la enseñanza en institutos de los cuatro idiomas oficiales (si serían todos oficiales), a elección del alumnado claro y solo obligando un cierto conocimiento del castellano y su propio idioma estatal en los casos de Galicia, Cataluña y Euskadi.
La cartera de cultura debería desaparecer y formarse una Comisión para la Pluralidad Cultural que funcionaría como órgano regulador y administrador de las diferentes carteras de cultura de todos los estados federales. Su objetivo: Mantener y fomentar la cultura y su pluralidad.
Para mí esto es la base en la que se debería regir el nacionalismo: la cultura y la lengua de cada lugar y no usar eso como medidas de presión para obtener oportunidades de chupar lo más posible del bote, que es lo que tenemos en España ahora mismo.
Ante estas dos cosas nos preguntamos ¿Cómo financiar esto? Pues bien para eso se le da a cada estado la capacidad legislativa. Podrían establecer sus propios impuestos dentro de un marco impositivo para todo el país que evite abusos en la gravación de los sueldos o los precios; además de contar con las partidas que el presupuesto general ceda a cada región. Partidas regidas según la capacidad adquisitiva media de cada estado federal.
Otro punto importante sería la reforma del sistema judicial español, que bien que la necesita, aplicando las nuevas tecnologías para flexibilizarlo lo más posible, incrementando el personal donde se necesite, e independizarlo totalmente de los otros dos poderes, creando unas elecciones especiales para la elección de los miembros del Tribunal Supremo y otros órganos dentro de los colegios judiciales de toda la nación.
Habría que revisar muchas leyes, eliminar o restringir los cargos de confianza, y el número de asesores que los miembros del ejecutivo pueden contratar.
Aunque lo más importante serían los cambios en las carteras de industria, fomento y economía.
Industria y fomento se fusionarían en una sola para concertar las medidas y proyectos del sector público con las necesidades del sector privado, buscando la eficiencia de las infraestructuras en el contexto económico de la totalidad de la nación y reduciendo gastos con el incremento de las concesiones administrativas. (siempre regulando los precios de servicios básicos).
El ministerio de economía sufriría tres cambios importantes: primeramente incluiría junto con el PIB, la inflación y el desempleo el IDH (Índice de Desarrollo Humano) dentro de las magnitudes a tratar. Este índice en un número cualitativo que hace una media entre otros tres índices: nivel de educación, capacidad adquisitiva y algún indicador socio-sanitario como la esperanza de vida.
En segundo lugar obtendría la total capacidad de recaudación de los impuestos indirectos y del impuesto sobre la renta (es una locura dejar esto en manos de cada estado federal) por último sería necesario un cambio de modelo económico.
En este sentido España nunca ha tenido un sector fuerte, salvo el turismo, sin embargo estamos llenos de grandes monopolios de diferentes sectores que no tienen nada en común. ¿o sí?
La banca, la alimentación, las infraestructuras, las telecomunicaciones y la extracción de recursos vitales son los sectores donde se asientan estos monopolios, la innovación, la investigación y el desarrollo son comunes a todos ellos por tanto, y usando una frase que escuche, ¡Convirtamos a España en el Sillicon Valley de Europa ya que ya somos la California.!
Se haría con una comisión de decisión entre las empresas del Ibex 35 y el estado español para decidir las mejores medidas a tomar para llegar a este objetivo, además se podría presionar a las empresas ya que estaría más dispuestas, al obtener “su tan ansiada liberalización del mercado de trabajo” ,para ceder en aspectos controvertidos.
No me queda muchas más cosas que contar sobre lo que haría este partido. Quizás mencionar que dentro de la mejora del mercado de trabajo introduciría un tope salarial para el inicio de la gravación del impuesto sobre la renta, el salario mínimo debería ser adaptado a cada sector (salarios de eficiencia) y las medianas y grandes empresas podrían despedir casi libremente pero estarían obligadas a dar una cierta formación las personas despedidas o a adoptar medidas como el Outplacement (compromiso de búsqueda de nuevo empleo al trabajador despedido)
La idea es que si no trabajas, te formas, y si te formas te formas gratuitamente. Mientras la empresa que te despidió te ayuda en tu recolocación.
Por último sería necesario establecer un departamento de Transparencia e información a caballo entre el sistema judicial y la policía estatal, que se ocuparía de dejar informar exhaustivamente a la población del uso de la recaudación total y castigando con la incapacidad jurídica, entre otras cosas, a las personas afectadas por los casos de corrupción. (Existe algo similar en Dinamarca el país con menor corrupción de toda la OCDE)
Otro gran problema a tratar sería las pensiones. El problema no creo que radique en el sistema de distribución de pensiones, quizás necesite algunos ajustes pero nada importante, si no que son necesarias nuevas fuentes de recaudación para poder mantener el sistema actual.
Podrían usarse fórmulas imaginativas como la conversión del sueldo de las prácticas remuneradas propias de la universidad a un plan de pensiones. (Los 500 euros que se podría ganar en un meses de prácticas a los 24 años son mucho dinero a la edad de la jubilación al un tipo de interés anual del 5%, por ejemplo).
La posibilidad de renunciar al derecho de la prestación por desempleo una vez se haya firmado un contrato indefinido a cambio de un aumento en el nivel de la pensión a recibir por parte del estado, o la aparición de un convenio empresa-empleado conforme una vez llegado a un número de años trabajando poder renunciar a parte del sueldo a cambio de percibir una pensión privada adicional.
Esta última medida me gusta por que aumentaría la afiliación entre el trabajador y la empresa creando un vínculo entre ellos más allá de la simple relación entre empleador y empleado.
En fin que si existiese un partido con agallas para atreverse a iniciar estos cambios o similares con el fin último de mejorar el nivel de vida de todos nosotros sin importar de donde venimos o como nos sentimos porque notamos que al fin y al cabo la federación nos protege y arropa entonces yo lo votaría. Este es el voto ficticio que a mi me gustaría depositar en las urnas, el voto de un sueño.
Nuevo pero viejo, diferente pero manteniendo la costumbre, realista y de ficción emocional pero sin imponer la razón
lunes, 20 de diciembre de 2010
domingo, 5 de diciembre de 2010
Del hyppismo desaliñado al Bohémico preparado.
Ayer salí con unos zapatos marrones, unos náuticos para ser exacto. Zapatos comprados para hace dos Navidades y que tuvieron un uso esporádico en mi vida.
Poco después de aquellas primeras Navidades mi armario se fue llenando de camisetas de lino con cuello abierto y cordones, pantalones bombachos y similares (algunos con más colores que el arcoiris)poco a poco entraba en la época más hyppie de mi vida según la forma de vestir, claro.
Supongo que el ambiente en que me movía me ayudaba en esta transformación paulatina de mi ser, ya que era un cambio acentuado por la gente con la que estaba más que por mi deseo personal.
La mejor forma de describir lo que le pasó despues a mi cabeza es que implosioné, y eso provocó el reseteo de mi persona.
De aquella época solo me queda el recuerdo, y menos mal, entonces fue cuando poco a poco el camaleonismo que me caracteriza se reinventó así mismo.
Trabajando aprendí a amar a las camisas, mi idilio por los chalecos se mantiene, sigo enamorado de mis gorras aunque siento que necesitan alguna que otra compañera más, sigo mirando con escepticismo los polos aunque les reconozco que me quedan bien y el único problema que tengo es que he relegado la mayoría de mis camisetas al fondo de mi armario.
Me harté de la despreocupación por mis barbas y lo que antes fue una pesadilla, cortarme las rastas, se ha convertido en mi mejor decisión.
Ante esta nueva forma de verme siento volver a mis orígenes bohémicos en mi forma de vestir. Renovados por nuevos elementos, manteniendo ciertas cosas de la época anterior, sacando el polvo a prendas de épocas más pasadas y sobretodo innovando con la nueva adquisición: la camisa.
Ahora que noto esta variación, ahora que los cambios se producen en mi por mis vivencias y no por la gente que me rodea puedo decir que creo que he cambiado mi forma de verme
Poco después de aquellas primeras Navidades mi armario se fue llenando de camisetas de lino con cuello abierto y cordones, pantalones bombachos y similares (algunos con más colores que el arcoiris)poco a poco entraba en la época más hyppie de mi vida según la forma de vestir, claro.
Supongo que el ambiente en que me movía me ayudaba en esta transformación paulatina de mi ser, ya que era un cambio acentuado por la gente con la que estaba más que por mi deseo personal.
La mejor forma de describir lo que le pasó despues a mi cabeza es que implosioné, y eso provocó el reseteo de mi persona.
De aquella época solo me queda el recuerdo, y menos mal, entonces fue cuando poco a poco el camaleonismo que me caracteriza se reinventó así mismo.
Trabajando aprendí a amar a las camisas, mi idilio por los chalecos se mantiene, sigo enamorado de mis gorras aunque siento que necesitan alguna que otra compañera más, sigo mirando con escepticismo los polos aunque les reconozco que me quedan bien y el único problema que tengo es que he relegado la mayoría de mis camisetas al fondo de mi armario.
Me harté de la despreocupación por mis barbas y lo que antes fue una pesadilla, cortarme las rastas, se ha convertido en mi mejor decisión.
Ante esta nueva forma de verme siento volver a mis orígenes bohémicos en mi forma de vestir. Renovados por nuevos elementos, manteniendo ciertas cosas de la época anterior, sacando el polvo a prendas de épocas más pasadas y sobretodo innovando con la nueva adquisición: la camisa.
Ahora que noto esta variación, ahora que los cambios se producen en mi por mis vivencias y no por la gente que me rodea puedo decir que creo que he cambiado mi forma de verme
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